Trabajo cuarentena Hitler


-¿Cómo fue su infancia?

De niño me mudé en varias ocasiones de casa

A menudo fui azotado por mi padre mientras que mi madre asustada se escondía y no decía nada.

Fui un buen estudiante en primaria, pero en sexto, en mi primer año de enseñanza secundaria en Linz, fui suspendido y tuve que repetir el curso. Mis profesores dijeron que no tenía «deseos de trabajar». No obstante, quedé cautivado por las lecturas pangermánicas del profesor Leopold Poetsch, quien influyó notablemente en mi.

Mi bajo desempeño en la educación fue una rebelión contra mi padre, que quería que yo siguiera una carrera como agente de aduanas; en cambio, quería convertirme en pintor. Me sentía como un artista incomprendido.

Después de la muerte de Alois el 3 de enero de 1903,  mi trabajo escolar no mejoró. A la edad de 16 años, abandoné la educación secundaria sin un título.

-¿Y su juventud? ¿Cómo fue?

A causa de mi mediocre expediente académico debí abandonar la escuela de Linz, me trasladé a Steyr. En 1905 nos mudamos a un piso en Urfahr, donde disponía de una habitación propia, llevaba una vida bastante indolente y, con el pretexto de una enfermedad fingida, convencí a mi familia de que no podía seguir en la escuela, por lo que a los 16 años abandoné los estudios.

Durante tres años me mantuve en Linz con mi único amigo, pensé que esos años serían los mejores años de mi vida. Aunque consideraba que mi futuro estaba en la pintura o en la arquitectura, era un voraz lector, prefiriendo obras de historia y mitología alemana. Para los 16 años ya era un ferviente nacionalista pangermano, y aborrecía a los Habsburgo y a la diversidad étnica del Imperio austrohúngaro.

Al cumplir 17 años, viajé a Viena por primera vez y prolongué mi estancia en la ciudad dos meses gracias a la ayuda monetaria de mi madre y otros parientes. Durante mi estancia visité la Academia de Bellas Artes, donde consulté los requisitos para ser admitido con el fin de convertirme en pintor. En octubre de 1907 regresé a Viena y me presenté a la prueba de admisión, sin embargo, no logré ser admitido al no poseer el talento deseado, lo cual me decepcionó mucho.

A pesar de mi fracaso me quedé en Viena, aunque continué viviendo en Linz con mi madre por unos meses. Después de que ella falleciera en diciembre del mismo año, debido a el cáncer de mama, viajé a Viena, donde inicialmente me gané la vida. Mis problemas económicos no terminaron, y un año después fui desalojado de mi apartamento y tuve que vivir en un miserable hostal, recurriendo a comedores de indigentes para poder aplacar el hambre.

En el año 1910 mi situación económica era más estable y me mantenía exclusivamente pintando cuadros.

Viena era una ciudad Cosmopolitana, con mucha vitalidad intelectual y multicultural, me fue por completo incomprensible.

Mis ideas políticas y raciales fueron formadas, o por lo menos moldeadas en esta ciudad.

Viena me enseñó todo lo que tenía que saber en la vida.

En 1913 me trasladé a Múnich. Abandoné Austria porque la mezcla de razas en Viena me daba repugnancia. Aunque al año siguiente tuve que viajar a Salzburgo para ser examinado para el servicio militar, pero no fui apto.

El 28 de julio de 1914 estalló la Primera Guerra Mundial; una semana después, me presenté como voluntario en el ejército alemán y fui asignado a un regimiento bávaro. El inicio de la guerra me ocasionó gran entusiasmo, pensé que había llegado una oportunidad para cambiar mi vida.

-¿Qué pasó después de la Primera Guerra Mundial?

Permanecí en el ejército en calidad de educador de las tropas, dedicándome a predicar el ideal nacionalista impartiendo numerosas conferencias.

Mis ideas se fueron volviendo más fanáticas. Desencantado con el nuevo régimen democrático de la república de Weimar, a cuyos políticos acusé de haber traicionado a Alemania aceptando las humillantes condiciones de paz del Tratado de Versalles

En 1919 ya era un espía del ejército. Una de mis investigaciones fue la investigación de un pequeño partido político, llamado partido político obrero Alemán, dirigido por Anton Drexler, de ideología nacionalista y extrema derecha.

No tardé en convertirme en el dirigente principal, rebautizándolo como Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes.

Mi ideología se alimentaba de los temores de las clases medias alemanas ante la incertidumbre del mundo moderno.

Poco después creé las camisas pardas. Un grupo de asalto formado por veteranos de guerra, los cuales comenzaron a atacar violentamente a grupos políticos opositores y judíos.

-¿Ocurrió algo más ese año?

Adopté la esvástica y el saludo fascista italiano del brazo en alto.

-¿Qué ocurrió en 1921?
Ya a principios de 1921, conseguí aumentar las pilas de mi partido gracias a mis discursos polémicos contra grupos marxistas y judíos, convirtiéndolos en causantes de la guerra perdida y la crisis económica, como cabezas de turco

Alentado por el rápido crecimiento, tomé el poder por la fuerza con la idea de doblegar el gobierno nacional, pero fracasé.

Fui detenido, condenado y juzgado a 5 años por alta traición. Aunque sólo pasé en la cárcel 9 meses, tiempo que aproveché para plasmar mis ideas políticas extremistas en un libro que titulé Mi Lucha, una autobiografía que enseñaba las grandes líneas de mi actuación política.

-¿Qué pasó cuándo saliste de prisión?

Reconstituí el partido nacionalsocialista rodeándome de un grupo de colaboradores fieles y creando diferentes instituciones.

La Gran Depresión del 29 y las dificultades políticas de la República de Weimar, prometiendo empleos y derogar el tratado de Versalles, me proporcionaron una audiencia creciente dispuesta a escuchar mi propaganda demagógica, envuelta en parafernalia de desfiles, banderas, himnos y uniformes. Combinando hábilmente la política con el uso ilegítimo de la violencia en las calles. Los nazis fuimos ganando peso electoral hasta que fui nombrado jefe del gobierno por el presidente Hindenburg,

Tras su muerte, me proclamé líder de Alemania, con poca fuerza al principio, fui moviendo los hilos para llegar al poder total.

Comentarios

  1. El trabajo no se ciñe a lo pedido. Un interrogatorio, en los Juicios de Nuremberg, en el supuesto de ficción de que Hitler hubiese sobrevivido a su estancia final en el búnker. Te aconsejo, para que pueda valorar el trabajo, que revises, con tiempo, tanto las indicaciones como algunas de las producciones publicadas por tus compañeros para que hagas una elaboración propia. SAludos

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